miércoles, 14 de marzo de 2007

CONCEPTO Y DESTREZAS DE RAZONAMIENTO Y ARGUMENTACIÓN Y SU APLICACIÓN EN EL PROCESO DE LECTURA
Ángel R. Villarini, Ph. D.
El razonamiento es la destreza intelectual compleja que nos permite contestar cuando alguien nos pregunta, ¿por qué?, es decir, nos pide que demos apoyo o base a nuestra pretensión de que conocemos algo. A través del razonamiento, que se expresa verbalmente en la actividad de argumentar, hacemos claro que nuestras ideas acerca de algo no son caprichosas, sino el producto o conclusión de un proceso de pensamiento. Mediante el razonar o argumentar proveemos fundamento a las ideas que sostenemos.
La persona que piensa eficazmente puede dar razones o argumentos válidos para sostener lo que piensa, dice o hace. Al argumentar usamos el lenguaje siguiendo una cierta estructura o patrón lógico o válido. Esta estructura consiste en que ciertas proposiciones o afirmaciones son aceptadas como verdaderas o probables porque se derivan de otras que las sustentan o las hacen verdaderas, o al menos probablemente verdaderas.
Cuando estamos frente a un argumento válido, reconocemos una relación de necesidad o probabilidad entre unas proposiciones o afirmaciones que se tienen como conclusión, y otras proposiciones que se tienen como premisas, que sustentan la conclusión. La conclusión está relacionada de tal manera con las premisas que resulta imposible que ésta sea cierta y aquella falsa. Por ejemplo, si es verdad que todos los hombres son mortales, y es verdad que Sócrates es hombre, entonces es verdad que Sócrates es mortal.
La destreza de razonamiento significa tener la capacidad para inferir, para reconocer, que una verdad está implicada y se desprende de otra de modo necesario o probable. El argumentar es la capacidad para demostrar verbalmente esa relación de implicación entre dos verdades.
El pensamiento no se reduce a la capacidad para razonar, pero, desde el punto de vista de los objetivos educativos que la escuela se propone, ésta es la destreza de pensamiento más importante. El razonamiento y la argumentación, en sus diferentes variantes, son la manera por excelencia de organizar nuestras ideas en métodos coherentes de explicar la realidad, de establecer una comunicación efectiva, de establecer relaciones humanas basadas en la razón y no en la fuerza, y de aprender las diferentes materias académicas. Es también el ingrediente fundamental de todo proceso complejo de análisis, evaluación, solución de problemas y toma de decisiones. Las disciplinas académicas son cuerpos de conceptos y proposiciones que forman estructuras de razonamiento y que se imponen debido a la fuerza persuasiva, es> decir argumentativa y retórica, que alcanzan dentro de determinados contextos histórico culturales o comunidades. En gran medida, la tarea de la escuela es enseñar a los estudiantes a razonar y a argumentar, es decir, a que aprendan a descubrir cosas nuevas a partir de lo que ya conocen, a que aprendan a fundamentar con razones lo que piensan, dicen y hacen, en fin a que aprendan a vivir una vida racional en la que las relaciones humanas se basan en la persuasión racional y no en la cohesión o el chantaje emocional.
Las distinciones que hacemos al estudiar el razonamiento, entre premisas y conclusión, razonamiento deductivo e inductivo, verdad y validez, son importantes en el proceso de estudio de textos y en la organización de las comunicaciones que se producen en el salón de clases entre maestros y estudiantes. Los textos deben estudiarse en forma razonada, es decir, analizando la estructura de razonamiento del autor. El maestro debe conducir sus explicaciones del material, igualmente, en forma razonada, es decir, señalando las premisas a partir de las cuales afirma tal o cual cosa. Del mismo modo, el estudiante debe aprender en forma razonada, es decir, debe ser siempre capaz de explicar porqué afirma que tal o cual aseveración es cierta o falsa. En las ciencias, matemáticas, historia, arte, etc., se dan diferentes maneras de explicar, justificar o validar las conclusiones (conceptos, teorías) a las que se llega a través del proceso de investigación. El estudiante deberá familiarizarse con estos modos de construir conocimiento en las diversas disciplinas y no limitarse a aceptar sus conclusiones sin conocer el razonamiento en el que se fundan.
Estructura y elementos del razonamiento
Cuando escuchamos, hablamos, leemos; escribimos o pensamos, lo hacemos por medio de proposiciones (sentido) y de oraciones (lenguaje) que se suceden en secuencia o serie. Llamamos discurso a una serie de dichas proposiciones u oraciones. Un discurso puede ser una sola oración (con varias proposiciones) o una secuencia de oraciones.
El razonamiento es una forma de discurso. Llamamos razonamiento a todo discurso que contiene una o más proposiciones o enunciados, vinculados entre sí de tal manera que algunos enunciados se hacen para dar como probable, justificar, probar o explicar otros enunciados en el mismo discurso. El razonamiento es una estructura lógica mental (un patrón normativo-cognitivo) compuesta de tres elementos:
1. Las razones o premisas que son todos aquellos enunciados que se ofrecen para sostener, justificar o explicar algún hecho, redamo, expectativa, predicción o aserción.
2. La conclusión que es aquel enunciado que el autor o hablante trata de sostener, justificar, explicar o apoyar a través de las razones que ofrece.
3. La relación lógica de implicación que se establece entre los enunciados que sirven de razones y la conclusión, es decir, el razonamiento que se lleva a cabo al aceptar unos enunciados como ciertos (conclusión) sobre la base de otros (premisas) o al considerar las razones (premisas) en apoyo de ciertos enunciados (conclusión).
El razonamiento tiene dos usos o propósitos básicos:
1. justificar un redamo o aserción dando base, evidencia o razones que lo sostienen y son la base para su aceptación como cierto o probablemente cierto.
2. explicar un estado de cosas o acontecimientos, señalando evidencia o razones que explican su existencia o por qué ocurrió.
Cuando el proceso discursivo del razonamiento se utiliza en un contexto lingüístico social de comunicación, lo llamamos argumento (producto) o argumentación (proceso).
Estructura y elementos de la argumentación
Cuando hablamos de argumentación nos referimos al proceso discursivo de razonamiento que tiene lugar en un determinado contexto de comunicación. El razonamiento es la estructura lógica del proceso lingüístico de la argumentación. La argumentación es el medio lógico para la persuaden que lleva a cabo un hablante, con relación a un cierto asunto en controversia, frente a una determinada audiencia. El hablante propone una tesis que deberá demostrar o probar, es decir, covertir en conclusión, apoyándola en unas ciertas premisas que sean aceptables a la audiencia. Deberá hacer que su tesis sea vista como conclusión probable o necesaria de esas premisas. Deberá hacer ver que la conclusión se desprende de las premisas, que aceptadas éstas, aquella debe también aceptarse por estar implicada en ellas.
Como señalan Johnson y Blair (1989) un argumento es un intento por trazar una ruta racional desde un punto de partida (premisas) hasta un destino (conclusión). Si se parte de ese punto, entonces, si vas a ser consistente y mantenerte en camino, deberás llegar a este destino. El argumento será bueno en la medida en que la ruta que nos propone recorrer de las premisas a la conclusión sea una convincente salida. En gran medida la racionalidad de todo ser humano estriba en esta capacidad para tener un capital de conocimiento (conjunto de verdades) a partir del cual puede sacar o inferir otro conocimiento.
En la argumentación (véase diagrama) el propósito central es la persuasión. Se busca persuadir dentro de un determinado contexto caracterizado por los siguientes elementos:
1. Un asunto en controversia en tomo al cual gira la argumentación y sobre el cual existen por lo menos dos posiciones.
2. Un propósito: el persuadir racionalmente sobre lo correcto de una posición en tomo al asunto.
3. Un hablante o autor que sostiene una tesis con relación al asunto en controversia y que para defendería elabora un argumento
4. Una audiencia a la que se dirige el hablante para tratar de persuadiría; para ello debe conocerla.
5. Una cultura o conocimiento común al hablante y la audiencia. Este consiste de un cuerpo de creencias o conocimientos que comparten el hablante y su audiencia. A partir de esta base, que contienen los supuestos implícitos del razonamiento, es que puede tener lugar la persuaden racional.
6. Un razonamiento que se construye a partir del conocimiento común.

Asunto en controversia propósito: persuadir racionalmente



Hablante (posición o tesis) Audiencia (otras posicio­nes o tesis)


cultura o conocimiento común

premisas posición demostrada (persuasión obtenida)
(razonamiento) (implicación)
conclusión
43

Debe aclararse que hay diversas formas de persuasión no racional; como lo son la propaganda emotiva, que convence apelando principalmente a emociones y sentimientos y la propaganda subliminal, que apela a elementos inconscientes para que la persona inexplicablemente llegue a ciertas ideas o acciones. Cuando la persuaden tiene lugar a través del razonamiento, hay una persona que asume una posición o tesis en una controversia y traía de defenderla, apoyándola en razones. Aunque puede y debe valerse de elementos retóricos emotivos, la persuaden es sobre todo racional pues, apela a la razón, es decir al conocimiento empírico y conceptual y a los valores que poseen las personas y que constituye su conocimiento común.
El razonamiento no es una colección de proporciones, sino que tiene una estructura lógica, que es el núcleo racional de la argumentación. Al describir esta estructura lógica, se emplean comúnmente los términos "premisa" y "conclusión". La conclusión de un argumento es la proposición que se afirma sobre la base de las otras proposiciones del mismo. Las proposiciones, de las que se afirma que brindan los elementos del juicio o las razones para aceptar la conclusión, son las premisas del argumento. "Premisas" y "conclusión" son términos relativos, la misma proposición puede ser premisa de un argumento y conclusión de otro. Por la misma razón, el que una proposición tenga el carácter de premisa o conclusión no depende de que puede aparecer también al principio del argumento.
Ejemplo:
Como todos los hombres son mortales premisas
y Sócrates es hombre,
entonces, él es mortal. conclusión
Podemos concluir que Sócrates es mortal, pues todos conclusión
los hombres son mortales y Sócrates
es hombre, premisas
Lo que hace que una proposición sea premisa o conclusión es su función en la estructura del razonamiento. Si tiene la función de servir de base o punto de partida para derivar o inferir otra proposición, es una premisa. Si tiene la función de servir de resultado o punto de llegada en la inferencia, es una conclusión.
Tomada aisladamente, ninguna proposición es en sí misma una premisa o una conclusión. Es una premisa sólo cuando aparece en un razonamiento como su fundamento. Es una conclusión sólo cuando aparece en un razonamiento en el que se afirma que se desprende de las proposiciones afirmadas en ese razonamiento.
Para reconocer las premisas y la conclusión en un argumento podemos servirnos de ciertas
palabras o frases que sirven típicamente para introducir la conclusión de un argumento o para destacar las premisas de un argumento: los indicadores de conclusión: "por lo tanto", "por ende", "así", "luego", "por consiguiente", "se sigue que", "podemos inferir", "podemos concluir"; los indicadores de premisas: "puesto que", "porque", "pues", "en tanto que", "por razón de que".
No siempre aparecen estos indicadores en el texto, pasaje o comunicación que contiene un razonamiento- El contexto y el sentido del texto puede ayudamos a identificar los elementos. Sobre todo, debemos preguntamos si una proposición se presenta como conclusión partiendo de otras. Muchas veces resulta útil reformular el texto o pasaje añadiéndole los indicadores lógicos para ver si se trata, en efecto, de un razonamiento.
Para que esté presente un argumento, una de las proposiciones afirmadas (la conclusión), debe desprenderse de otras proposiciones que se afirman como verdaderas, las cuales son presentadas como fundamentos o razones para creer en la conclusión. Esta afirmación puede ser explícita o implícita. La diferencia entre un argumento y un conjunto de enunciados que no constituyen un argumento, es principalmente de finalidad o interés. En cada caso el contexto puede ayudar a aclarar la intención del autor o del creador. Si su propósito es establecer la verdad o probabilidad de una de sus proposiciones, formula un razonamiento que de expresa en forma de argumento.
Verdad, validez y solidez en el razonamiento y en la argumentación
Cuando argumentamos unimos dos o más proposiciones de manera tal que una se sigue de la otra. Esta unión de proposiciones en la argumentación es la expresión en el lenguaje del proceso de razonamiento que lleva a cabo el pensamiento. El pensamiento lleva a cabo un primer juicio, desarrolla un segundo juicio relacionándolo con el anterior y descubre una nueva verdad. La argumentación supone, pues:
1. el concepto que tenemos de las cosas (ej.: ser humano, mortalidad).
2. el juicio que afirma o niega la existencia de una relación entre dos conceptos y que se expresa en el enunciado o proposición (ej.: todos los seres humanos son mortales).
3. el razonamiento que a partir de un juicio saca o infiere otro que se conoce como implicado en el primero, y que se expresa en la argumentación. (Todos los seres humanos son mortales, Sócrates es un ser humano, por tanto, Sócrates es mortal.)
Un argumento es bueno o conveniente en la medida en que se apoya en conceptos adecuados, juicios verdaderos o aceptables y en una conexión válida o lógica entre los juicios o enunciados.
Consideremos y comparemos los siguientes fragmentos:
(1) (2)
Todos los hombres son mortales. Todos los hombres son cucosimos.
Sócrates es hombre. Pedro es hombre.
Por lo tanto, Sócrates es mortal. Por lo tanto, Pedro es cucosimo
El número uno (1) es un buen argumento pues se apoya en conceptos adecuados, juicios verdaderos y en una conexión o inferencia Válida. El segundo argumento (2) contiene expresiones que no nos hacen sentido y, por lo tanto, no sabemos si se trata de conceptos adecuados o juicios verdaderos. Sin embargo, si suponemos que las expresiones que contiene son conceptos y juicios, independientemente de su significado y verdad, la conexión entre las proposiciones tiene la misma forma o estructura que el argumento uno (1). Se trata, pues, de un razonamiento válido, independiente de que sus conceptos o proposiciones sean adecuados y verdaderos. En efecto, si representamos los conceptos y juicios por medio de letras, obtenemos en ambos casos la misma forma:
Todo a es b
c es a
Por lo tanto, c es b
45


Comparemos estos dos argumentos:
(1) Todas las vacas vuelan. Susana es una vaca. Por lo tanto, Susana vuela.
(2) Algunos hombres mienten. Pedro es hombre. Por lo tanto, Pedro miente.

¿Cuál de los dos es un razonamiento válido? El número uno (1) contiene conceptos inadecuados y juicios falsos. Sin embargo, establece una relación correcta entre las proposiciones, pues la conclusión se sigue de las proposiciones. El número dos (2) contiene conceptos adecuados y juicios verdaderos. Sin embargo, no es un razonamiento válido, pues por el hecho que algunos hombres mienten yo no puedo sacar la conclusión de que Pedro miente.
Los cuatro ejemplos anteriores hacen patente que el valor o validez de la forma o estructura del razonamiento, que conecta o articula las proposiciones, estableciendo una relación de inferencia entre ellas, es independiente de la verdad de sus premisas.
Los ejemplos anteriores plantean la necesidad de distinguir entre la verdad de las proposiciones de un razonamiento y la validez del razonamiento, es decir, de las relaciones que establecemos entre las proposiciones. Plantean la necesidad de distinguir entre la validez de un razonamiento y su "solidez".
Un razonamiento no es una proposición sino la relación entre ellas; no es por ello ni cierto ni falso. El razonamiento es la relación o estructura que establecemos entre proposiciones, la inferencia que llevamos a cabo. Un razonamiento es válido o inválido, es decir, contiene una inferencia legítima o no. Cuando reconocemos que la conclusión se deriva de las premisas con absoluta necesidad, el razonamiento es deductivamente válido. Cuando reconocemos que la conclusión se deriva de las premisas con un cierto grado de probabilidad, decimos que es inductivamente "válido" (validez estadística)
Lo que es verdadero o falso son las proposiciones o juicios que contiene el argumento. Por lo tanto, las nociones de verdad y validez son diferentes- Un razonamiento puede ser válido (desde el punto de vista de la lógica) y falso por sus premisas (como viéramos en los ejemplos anteriores).
Cuando argumentamos hay un propósito persuasivo, un lenguaje y un conocimiento común y por lo tanto exigimos no sólo que el argumento sea válido, sino que sus premisas sean verdaderas. Cuando un argumento satisface estas dos exigencias decimos que es un argumento sólido. Cuando no satisface una de ellas decimos que es débil.
La tarea de la lógica es determinar la validez de las inferencias, la de las diversas ciencias es determinar la verdad de las proposiciones. El desarrollo de la capacidad para la argumentación sólida requiere tanto de la lógica como de la ciencia y, por ende, del
pensamiento critico.
Hay, por ende, "buenos" y "malos" argumentos. Para que un argumento sea bueno debe tener dos características: calidad de las premisas y calidad de la inferencia lógica.
46
1. Sus premisas deben ser verdaderas o aceptables para la audiencia a la que va dirigido el argumento. Esto depende del conocimiento común que comparte los interlocutores. El mejor argumento sería aquél que contenga premisas no sólo aceptables para una determinada audiencia, sino para cualquiera audiencia racional; es decir, premisas verdaderas porque corresponden a conocimientos que toda comunidad racional tiene por ciertos.
2. La conclusión debe sacarse o derivarse de las premisas de manera lógica válida, es decir que la audiencia, dado un determinado conocimiento como cierto (premisas), se ve obligada a admitir este otro conocimiento (conclusión) como igualmente cierto.
Si las premisas son ciertas y la conclusión es sacada de manera válida, entonces el argumento es sólido.
calidad del = verdad + validez = solidez argumento (premisas) (inferencia) (razonamiento)
Hay tres criterios que deben satisfacer las premisas, la conclusión y su relación para que el argumento pueda considerarse bueno o sólido:
1. La pertinencia o relevancia de las premisas para la conclusión, es decir con respecto al asunto en controversia y la tesis que sostiene el autor. De acuerdo con este criterio, para que un argumento sea bueno tiene que contener información, conocimiento, datos, conceptos, etc. que sirvan para clarificar la controversia, sentar unas premisas y llegar a una conclusión. El buen argumento va al grano al aportar información (premisas) a partir de la cual se llegue por implicación a la conclusión. Del mismo modo la conclusión va al grano al referirse sólo a lo que se desprende o está implicado en las premisas. El buen argumento prescinde de información irrelevante que puede debilitarlo. Las premisas son relevantes para la conclusión.
2. Lo suficiente de la evidencia que aportan las premisas a la conclusión, con respecto al asunto en controversia y la tesis que sostiene el autor. De acuerdo con este criterio, para que el argumento sea bueno la información contenida en las premisas no debe excluir aquella que sea importante o necesaria para darle mayor peso o fuerza al argumento o conclusión. El buen argumento toma en cuenta toda aquella información que resulta necesaria para presentar el mejor caso en favor de una cierta conclusión. El buen argumento evita excluir información que debilite las premisas y su conclusión. Las premisas deben ofrecer suficiente apoyo para que la conclusión sea aceptada.
3. Lo aceptable de las premisas con respecto al asunto en controversia y la tesis del autor. De acuerdo con este criterio, para que un argumento sea bueno tiene que partir de premisas que sean tenidas como ciertas por la audiencia a la que se dirige y a partir de las cuales, por implicación, se llegará a la conclusión. Del mismo modo la conclusión debe verse y aceptarse por parte de la audiencia como algo aceptable a partir de lo aceptable de las premisas. Las premisas deben ser aceptables.

El razonamiento y la argumentación en los procesos de lectura
La comprensión analítica y critica de la casi totalidad de los textos en prosa depende, en buena medida, de nuestra capacidad para identificar, reconstruir y evaluar los argumentos que se presentan en ella. Esto resulta claro en géneros como el ensayo y la epístola; pero es también importante en géneros como la fábula, el cuento y la novela. En estos últimos la argumentación puede llevarse a cabo a través de un personaje que a lo largo de la obra o en pasajes particulares de la misma asume y defiende una posición acerca de la verdad de su posición. También la obra total puede ser un argumento a favor de una cierta posición favorecida por el autor mismo que busca persuadir al lector.
Comprender una obra literaria desde el punto de vista del razonamiento o argumentación significa que seamos capaces de identificar, reconstruir (analizar) y evaluar (criticar) el proceso de razonamiento que el autor o sus personajes llevan a cabo. Este tipo de lectura nos permite adentrarnos en la estructura lógica de la obra. Nos convierte en lectores activos, analíticos y críticos, capaces de entender de modo consciente a dónde nos lleva la lógica del autor. Nos permite igualmente asumir una posición en la controversia que nos plantea el autor, examinar las razones, su conclusión y decidir si nos resultan aceptables o no.
La identificación, reconstrucción (análisis) y evaluación critica del razonamiento o argumento presentado por el autor requiere que tengamos claro cuáles son los elementos de dicho proceso. Al tener claros dichos elementos estos nos sirven como esquemas de lectura para procesar la información que nos presenta el texto y construir significado. El esquema de la argumentación nos permite hacer una lectura analítica y crítica del texto. Nos permite entrar en un diálogo con el autor para reconstruir y evaluar su punto de vista argumentativo. Al respecto puede utilizarse la siguiente guía:
Elementos del proceso de Preguntas de comprensión argumentación analítica y crítica
1. Persigue un propósito: persuadir ¿Qué propósitos persigue el autor o (justificar, explicar) personaje con su discusión? ¿Persuadir?
(¿Justificar? ¿Explicar?)
2. Hay una situación o asunto en ¿Cuál es el asunto en controversia?¿Por disputa o controversia qué se discute o debate?
3. Se dirige a una audiencia
determinada a la que trata de persuadirse
4. Se sostiene una determinada posición o tesis que se trata de demostrar como cierta
¿A quién está dirigido el argumento? ¿Qué características tiene dicha audiencia o comunidad cultural?
¿Cuál es la posición o tesis a ser demostrada? ¿Qué otras posiciones son posibles?
5. Se enuncia una premisa o razones aceptables a la audiencia a partir de las cuales se trata de demostrar la verdad de la posición

6. Se busca asegurar apoyo para las premisas de modo que sean aceptadas como base para la conclusión
7. Se establece una conexión lógica entre las premisas aceptadas y la tesis propuesta, de modo que aceptadas las premisas la audiencia se siente obligada a aceptar la conclusión
8. Se llega a un consenso, la audiencia acepta la tesis propuesta como conclusión
¿De qué premisas parte el autor o personaje? ¿Cuáles son sus supuestos implícitos en su argumento?
¿De qué recursos retóricos se vale el personaje o autor para generar apoyo para sus premisas?
¿Qué relación lógica (implicación) logra establecer el autor o personaje entre las premisas y su tesis? ¿Queda la tesis demostrada? ¿Se desprende de la conclusión de las premisas?
¿Acepta la audiencia la tesis? ¿Se llega a un consenso o conclusión?

La identificación de la presencia de un argumento en un texto literario no es tarea fácil. Incluso en el género ensayístico y epistolar muchas veces no queda claro el propósito persuasivo del autor, mucho menos las premisas de las que parte para llegar a una conclusión. Muchas veces las premisas están implícitas en el razonamiento pues constituyen conocimiento que todo el mundo tiene por cierto y no se considera necesario mencionarlo. El lector debe en este caso formular explicitamente dichas premisas tal y como el autor lo hubiera hecho de solicitársele. Se recomiendan cuatro procedimientos para identificar la presencia de un argumento:
1. Determinar cual es el propósito que anima al autor o personaje. Se trata de conocer, persuadir, explicar, justificar una posición en tomo a un asunto que admite otras posiciones, es muy probable que esté argumentando.
2. Identificar ciertos indicadores verbales de premisas y conclusión. Expresiones como "Debido a ...", "ya que ...", "por cuanto ..." indican una premisa. Expresiones como "por lo tanto...", "en conclusión", "hay que aceptar que..." indican una conclusión.
3. El contexto en el que se presentan los enunciados puede ayudamos a inferir en la intención del autor. El argumento se da en ciertos lugares u ocasiones con relación a ciertos asuntos respecto a los cuales hay controversia u opiniones que compiten, causas o agendas que se tratan de adelantar, ideas sobre las cuales hay polémicas o diversos puntos de vista, etc.
4. Tratar de inferir la estructura lógica de razonamiento a partir de (a fundón que cumplen los diferentes enunciados en un texto o pasaje, ¿Sirven para apoyar o justificar otros enunciados? Entonces se trata de premisas. ¿Se derivan de otros enunciados que los apoyan? Entonces se trata de conclusiones. (Véase ejemplo de texto narrativo)
Ejemplo de argumento en un texto narrativo
"Hostos, bróder, esto está difícil" Magali García Ramis
"¿Bróder, eso fue ahora mismo?", te pregunta el tipo. Le das detalles, estás loco por contarle a alguien cómo fue que tú venías sin haberte dado un palo, de una corrferencia cultural sobre
49
De Hostos. "¿De la calle Hostos que tú venias?", te dice el tipo y te das cuenta que no es a él que le vas a contar todo. Mira el carro detenidamente. Saca una libretita, hace anotaciones, te consulta el año del carro. "Yo te puedo conseguir piezas", dice, "dame tu teléfono". Y ahí mismo dices que no. Tú no vas a ser parte de la criminalidad que hay en ¡a Isla. Es más, si tú ni siquiera fumas pasto porque no quieres ser partícipe de las ganancias de la mafia. Una vez escribiste una columna sobre cómo uno ayuda a la criminalidad si participa de alguna manera en la compra de objetos robados, y te preguntabas a dónde habían ido a parar los miles de mahones y potecitos de crema rosada "Oil of Olay" que se robó Andrades con sus compañeros en los furgones. Tú no, tú sabes que cada año mueren como 200 seres humanos en este país porque la cadena de la Mafia-droga-corrupción -y participación de ciudadanos decentes no permite que se limpie a este país, que tenemos que vivir la moral, que es lo que hace falta. "No, no te preocupes, yo me las arreglo", le dices. Pero él se te queda mirando y respira con todo el bigote y te dice dame tu número por si cambias de opinión, y tú se lo das porque sabes que todo es cambio. Te llamo a las 8 de la mañana. Te consigo todas las piezas, nuevas, del mismo color, y un radio con cuatro bocinas, usando, tú me entiendes, pero bueno. Por 350 te lo llevas todo", dice y se monta en su motora y se va pero no cómo d llanero solitario porque él nunca hubiera hecho una proposición deshonesta a nadie".
Comentario; La persona trata de persuadirse a sí misma de que no debe comprar piezas de un auto robado. Se trata de una lucha interior entre los valores hostosianos y los intereses generados por la sociedad de consumo en que vivimos. Apelando a datos sobre toda la situación actual de criminalidad y a valores de la moral hostosiana, (conocimiento común) trata de convencerse a si mismo de por qué no debe comprar las piezas robadas. Establece varias premisas y concluye "No, no te preocupes, yo me las arreglo". El argumento es sólido.
En la literatura no ensayística los argumentos son aun más difíciles de reconocer. Pueden estar ocultos en los recursos expresivos y retóricos del autor (ejemplos, imágenes, metáforas, analogías, etc. El lector deberá llevar a cabo proceso de inferencia para identificar el asunto en controversia, las premisas, la conclusión, etc.
La identificación o extracción del argumento en la lectura requiere que contestemos en la afirmativa a las siguientes preguntas:
1. ¿Tiene el autor o personaje el propósito de persuadir por medios racionales, es decir justificar o explicar una posición (conclusión)? ¿Nos quiere presentar un argumento?
2. ¿Hay un asunto en controversia frente al cual existe mas de una posición? ¿Defiende el autor una posición)? ¿Cuál?
3. ¿Se dan razones o premisas en apoyo de una tesis o posición (conclusión)? ¿Cuáles?
4. ¿Se intenta establecer una relación lógica de implicación entre premisas y conclusión? ¿Cuál?
La reconstrucción del argumento (análisis) en la lectura requiere que contestemos las ocho preguntas (que se refieren a los elementos en la estructura del argumento). Se recomienda el uso de diagramas para facilitar la reconstrucción de los argumentos en un texto. Se puede usar un diagrama como el siguiente:
®
O—50

Esto significa que hemos identificado dos premisas (P1, P2) que se unen para justificar una conclusión (C). En ocasiones podemos tener un razonamiento en cadena. En este caso unas /premisas llevan a una conclusión, que a su vez se convierte en premisa para otra conclusión;
©
La evaluación del argumento en la lectura requiere que contestemos y pasemos juicio sobre la calidad del argumento al hacer las siguientes preguntas (estas preguntas expresan las características que debe poseer y los criterios que debe satisfacer poseer un buen argumento):
1 ¿Tiene claro el autor o personaje su propósito? Explica.
¿Es pertinente al propósito el proceso de argumentación? 2. ¿Está claro para el autor o personaje y su audiencia el punto o asunto en
controversia? Explica. 3 ¿Tiene el autor o personaje una idea adecuada de las características de su audiencia?
Explica.
¿Son pertinentes a estas características el proceso de argumentación?
4. ¿Expresa el autor o personaje con claridad su tesis o posición? ¿Cu¿'es son otras posiciones posibles? ¿Las tiene en cuenta el autor o personaje? Explica-
5. ¿Son enunciadas con claridad las premisas? ¿Son pertinentes y suficientes las premisas? ¿Son aceptables para la audiencia dichas premisas? ¿Son las premisas conocimientos o valores que comparten la audiencia? Explica.
6. ¿Logra el autor o personaje apoyo afectivo para sus premisas? ¿Son adecuados con relación al teme y audiencia los recursos de que se vale para conseguir apoyo para sus premisas? Explica.
7. ¿Logra el autor o personaje establecer una relación lógica (implicación) entre sus premisas y su tesis conclusión? ¿Es lógica su argumentación? Explica.
8. ¿Logra el autor en efecto persuadir? ¿Consigue su propósito? ¿Es sólido su argumento? Explica.
En ."asumen, la lectura analítica y critica requiere el siguiente proceso:
Identificación de argumentos (según intención, contexto y
estructura básica)
Reconstrucción de argumentos (según elementos de estructura)
Evaluación de argumentos (según criterios lógicos)

Las actitudes en el proceso de argumentación
Tanto al presente (construir) como al analizar y evaluar un argumento las actitudes con que procedemos son sumamente importantes. También la lógica tiene su dimensión ética.
En primer lugar (-.ay que recordar que el propósito del argumento es la persuasión racional, hacer prevalecer lo racional; no ganar una discusión. Para conseguir este propósito es
51
necesario respetar los criterios de pertinencia, suficiencia y aceptabilidad que definen un buen argumento. La persona tiene que esforzarse en construir el mejor argumento posible a la luz de estos criterios. No se debe ocultar evidencia pertinente ni distraer la atención del asunto y sus implicaciones.
En segundo lugar, cuando estamos analizando el argumento de otra persona debemos actuar conforme al principio de la caridad: debemos tratar el argumento de una persona (su discurso) de la manera más justa que nos sea posible. Esto significa que tenemos la obligación de proporcionar la interpretación lógica más favorable de ese discurso que sea consistente con la evidencia que nos ofrece el discurso del autor. Esto requiere que incluso seamos capaces de auxiliar al autor a reconstruir su discurso en la forma más favorable a su propósito persuasivo. Cuando se quiere llegar a la persuaden racional y a la verdad y no meramente ganar una discusión, se buscarán todos los medios lógicos para fortalecer el argumento del autor antes de evaluarlo de forma final.
Falacias en el proceso de argumentación
La falacia es pseudorazonamiento, es decir un discurso con la apariencia de razonamiento pero que realmente no le es ya que viola al menos uno de los criterios que definen a los buenos argumentos. Hay por ende tres clases básicas de falacias que corresponden a la violación de uno de los tres criterios:
1. Razones irrelevantes: (las premisas no tienen que ver con la conclusión; no establecen base, no justifican la conclusión)
2. Conclusión apresurada: (las premisas no establecen base suficiente para la conclusión; se salta a la conclusión sin que se vea con claridad la relación de implicación)
3. Premisas problemáticas: (las premisas no son aceptables para la audiencia, no son aclaradas o defendidas, se contradicen entre si).
Es importante reconocer estas taladas y descartar como débiles a los argumentos que les contengan.
Aunque no es nuestro propósito desarrollar el tema, debe quedar claro que la lectura analítica-critica requiere que apliquemos otras dimensiones del pensamiento crítico en los procesos de lectura (Villarini, 1987). El texto debe analizarse no sólo en términos de claridad conceptual y coherencia (lógica) y de la verdad de sus premisas, (sustantividad). El texto también debe ser analizado y evaluado en términos contextuales, es decir, en qué medida el contenido y la forma de la argumentación que se representa responde a un cierto contexto histérico-cultural. Además el texto debe ser comparado con otros en el que se sostengan posiciones distintas sobre el mismo asunto- Finalmente debemos analizar las consecuencias e implicaciones teórico y practicas que brotan del argumento presentado por el autor, es decir, si aceptamos el argumento del autor que otras cosas debemos aceptar o a qué acciones estamos obligados.
La aplicación del esquema de lectura analítica y critica aquí propuesto, puede ser un medio efectivo para que, simultáneamente, ayudemos a los estudiantes a desarrollar su capacidad para la lectura de niveles complejos del conocimiento, mejorar su capacidad de pensamiento sistemático y crítico y apreciar las obras literarias en toda su riqueza.

3 comentarios:

Unknown dijo...

gracias necesitaba este texto :)

JessRS dijo...

Excelente post, recomendaría que arreglen el formato, pues se hace difícil leerlo.

Fania Herrera dijo...

Hola Gerardo, Te habla Fania Herrera. He intentado comunicarme contigo pero no he podido. Te dejo mi blog y mi email.

www.faniaherrera.blogspot.com y faniaherrera@gmail.com